martes, 29 de marzo de 2011

De la pizarra al plasma

¿Debe conocer y aplicar el docente las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs)? SÍ, POR SUPUESTO. Y los que no las emplean, ¿no son buenos docentes? PUES TODOS NO. Las TICs son una herramienta de trabajo que ha de facilitar la tarea y productividad del docente, del gestor, de un comercial o de un médico, en cada ámbito con sus particularidades. En todo caso se parte de un profesional competente, motivado y que conozca su materia. Esto es lo sustantivo, lo demás son todos los calificativos que uno quiera añadir. Al hablar del docente, considero no sólo la formación reglada (infantil, primaria, secundaria y universitaria) sino también el postgrado, la formación continua, formación de adultos o educación a distancia y otras. Todas ellas comparten un objetivo común: la comunicación y transmisión de conocimientos y valores. Competencias del docente Las competencias tradicionales del docente pasan por: 1) La de ser profesor que forme e instruya, es decir, la transmisión de conocimientos. 2) La de maestro que comunique valores, que sea modelo y referente para sus pupilos. 3) La del investigador que tenga curiosidad por indagar, conocer más, estar al día en su disciplina. A estas funciones clásicas se sumaría la puesta en escena. Cómo decía mi profesor de filosofía del bachiller, el padre Mariano Sanchidrian, un profesor tiene que ser docente, domador y payaso. Los porcentajes y el momento de cada faceta es algo que cada uno ha de ir aplicando según las circunstancias. Al hablar de nuevas tecnologías creo necesario distinguir las actuales tecnologías que ya están implantadas con las realmente nuevas que están empezando a irrumpir con un desarrollo aún moderado. El empleo del ordenador como procesador de textos, base de datos o presentaciones multimedia ya tiene un arraigo considerable en comparación con el uso de internet, el correo electrónico, los foros de discusión o la tecnología PDF, que con varias décadas de existencia todavía no son de aplicación generalizada en las aulas. Tecnologías más incipientes como el wireless, bluetooth, tablet PC, webcasting o el papel y la tinta electrónica aún les quedan un tiempo para su uso cotidiano en la docencia. Generalmente se utiliza en un porcentaje muy reducido (algunos lo cifran en torno al 30%) las posibilidades que nos brinda la tecnología. Uno adquiere un ordenador de última generación y su uso no suele ir más allá del procesador de textos, navegar por internet y disfrutar de los juegos que nos presta el vecino. Se demanda más y más tecnología a los fabricantes de hardware y software pero luego se utiliza una mínima parte de esta. Paradojas de la tecnología. Competencias del docente en la aplicación de las TICs El docente que desee incorporar las TICs en su ejercicio profesional ha de cumplir, a mi modesto entender, las siguientes funciones: 1) Conocer la materia que imparte. Es obvio pero no siempre se cumple. 2) Conocer las herramientas tecnológicas que emplea. 3) Actualización y formación continua en programas y equipos. 4) Aplicar la tecnología como una ayuda en el proceso de enseñanza/aprendizaje NUNCA como un adorno o algo que le esclavice a él y a sus alumnos. 5) No usar algo que no se ha probado previamente tanto técnicamente como su utilidad didáctica. Con la tecnología es sumamente fácil "meterse en jardines de los que uno luego no sabe cómo salir". Considero que tanto las formas como el fondo son igualmente importantes. Si bien un docente trajeado "viste" más eso no garantiza la calidad de su trabajo, al igual que emplear gran cantidad de recursos tecnológicos que luego no guardan correspondencia con los objetivos y expectativas de la materia y del alumno. La aplicación de las TICs en la docencia ha de ser de forma transversal a todas las materias y en toda la estructura educativa. Su implantación, lógicamente, será según lo permitan las circunstancias y el presupuesto. Es útil pero insuficiente la incorporación de estas tecnologías sólo en los casos que los docentes están más dispuestos o las materias más susceptibles de hacerlo. El alumno ha de percibir cómo algo natural el uso de estas herramientas en cualquier momento de su actividad docente, desde consultar las calificaciones o los horarios vía internet o SMS, matricularse, contactar con el profesor para dudas o tutorías por el correo electrónico o seguir una materia no siempre de modo presencial. Cuando todos veamos la normalidad con que se usa la tecnología será algo ya implantado, el mejor síntoma llegará cuando las TICs sean invisibles.

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